Tenía ganas de girarse y encarar al hombre que estaba haciendo la dulce tortura, pero sabía que perdería el juicio, y él quería aclarar las cosas, sin estar de por medio la excitación.
Con todo el dolor de su alma detuvo la mano que desabrochaba su pantalón.
-¿Qué sucede cariño? ¿Acaso no te gusta lo que hago?
¡Demonios! ¿Cómo se atrevía tan siquiera a planteárselo?
-Por supuesto que me gusta, y tú lo sabes.
-Entonces, ¿Por qué quieres que me detenga? –Preguntó este, besándole el área sensible del cuello.
-Tenemos que aclarar unas cuantas cosas Robbie.
Este suspiró y se apartó de Evan.
-¿Qué es lo que quieres aclarar?
Evan sacó todas sus dudas a la superficie.
-¿Esto significa algo para ti, Robbie?
-¿Por qué te pones tan sentimental?
-Por que deseo saber qué es lo que significa todo esto para ti, que es lo que significo yo para ti.
-Sabes que eres alguien para mí.
-Sé que soy alguien Robbie, eso lo se hace mucho. Pero dime con un demonio, si me quieres para algo serio o solamente es algo ocasional, para tratar de darle celos a William.
Robbie y su todo uno noventa se sentaron en la cama del motel barato donde siempre se reunían.
-Mira Evan… lo que siento por ti no es nada comparado con lo que siento por William, por ti siento lujuria, deseo, una pasión desbordada, y por William siento amor, ternura, cariño. Algo que nunca llegarás a inspirar en mí.
Evan sintió como si lo abofetearan, se retiró hacia la esquina más alejada del cuarto, ya que no quería golpear a Robbie. Eran casi de la misma estatura y del mismo peso. Pero en ese momento Evan se sentía como si pudiera tirar un elefante.
Había confiado sus secretos a Robbie, le había dicho que lo amaba una y otra vez mientras hacían el amor, ahora sabia porque Robbie no contestaba cuando lo decía. Para él, Evan solo era una diversión, un culo ocasional para joder.
-Sabes tan bien como yo, que no podemos estar juntos, nos complementamos perfectamente en la cama, pero fuera de ella somos dos personas muy diferentes.
-Por qué no te has dado la tarea de conocerme mejor, pendejo. –Gruñó Evan.
-Claro que te conozco, sé que es lo que te hace vibrar y que es lo que te hace gritar mi nombre.
Esas palabras en cualquier otra discusión con Robbie lo hubieran calentado y se hubiera terminado su pelea, pero en esta no era así, en esta ocasión, Robbie le daba asco, hasta ahora se daba cuenta de la basura que era.
Decidió irse inmediatamente de ese cuarto que parecía tan pequeño de repente. ¿Cuántas veces hemos estado en este cuarto?
-¿Adónde vas, Evan? ¡Evan!
Evan no se molestó en contestarle siquiera. Tomó su chaqueta y salió del sucio cuarto barato.
Todo lo que creía solido se había derrumbado con tan solo unas pocas palabras, todo lo que creía logrado…
Sus lágrimas amenazaban con salir de sus ojos, pero no se permitió hacerlo. No lloraría otra vez por ese hijo de puta que no lo merecía.
Cuando llegó a su coche su corazón estaba más allá del dolor. Lo había destrozado Robbie y sus promesas de un futuro para ellos dos.
Giró la cabeza hacia la ventana del cuarto que solían visitar, y ahí estaba Robbie con la cara más triste que una vez hubiera visto Evan.
Este hecho lo confundió más, pero luego rectificó cuando vio a Robbie sacar su teléfono y hablar por él.
El Evan estúpido tenía la esperanza de que fuera a él a quien llamaba, pero al leer la palabra en los labios de Robbie, toda maldita esperanza se derrumbo.
“Hola amor”
Y con el corazón mas herido que nunca, Evan salió del aparcamiento, en busca de una nueva vida. En busca de paz, en busca de un lugar muy lejos de Robinson McLaren.
maravilloso fragmento.
ResponderEliminarQuiero leer toda la historia.
Besos
yo también... toda la historia.
ResponderEliminares un poco loco sentirse identificada con un hombre?
dsddsd
supongo que no!!
marlen... te has perdido fuera de infra, mala!
visitam y envíame cualquier cosa en ebb.inframundo@hotmail.com
te estaré visitando seguido ahora que n me voy a alejar mas del net.
me encanta la historia!!